La actual organización social del cuidado es claramente desigual. A nivel global, las mujeres dedican tres veces más de tiempo a tareas domésticas y de cuidado no remuneradas, en comparación con los hombres.
Para transformar esta desigualdad es necesario:
Se construye un movimiento de cuidados con una agenda común e incluyente que representa los derechos humanos de quienes reciben y proveen cuidados.
Este movimiento es una articulación entre organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y asociaciones gremiales, la academia y los gobiernos nacionales y locales comprometidos con la igualdad de género.
Los gobiernos -nacionales y locales-, como los principales responsables, garantizan la provisión de cuidados accesibles, de calidad y en condiciones dignas.
También adoptan políticas y leyes, y aumentan la inversión en cuidados, al tiempo que promueven el trabajo de cuidados decente con diálogo social y participación ciudadana.
El cuidado es reconocido como un derecho humano a nivel internacional.
La agenda de los cuidados es incluida en los espacios multilaterales y las políticas de cuidados son promovidas y apoyadas por las organizaciones intergubernamentales, la cooperación internacional para el desarrollo y la filantropía.
El sector privado, como corresponsable en la organización social de los cuidados, implementa políticas y programas de cuidados en las empresas.
Además, garantiza salarios decentes, condiciones laborales dignas y fomenta la negociación colectiva con las personas trabajadoras de los cuidados.
El cuidado es reconocido y valorado como trabajo y es una responsabilidad compartida entre todos los sectores de la sociedad y todas las personas adultas.
Se eliminan los estereotipos de género y se revierten las creencias y prácticas sociales que hacen que el trabajo de cuidados recaiga en las mujeres como si fuera algo "natural".
La Alianza Global por los Cuidados se consolida globalmente como la primera comunidad multiactor que incide para avanzar la agenda de la sociedad del cuidado con una perspectiva de derechos humanos e interseccional.
La sociedad del cuidado se ha posicionado como un nuevo paradigma transformador para promover el desarrollo sostenible, la justicia de género, la autonomía económica de las mujeres y el bienestar de todas las personas.
Vivimos en una sociedad que pone en el centro el cuidado de las personas y del planeta.