Recursos

Mensajes clave

- La crisis de COVID-19 provocó pérdidas de empleo sin precedentes, que afectaron sobre todo a las mujeres. Además, la OIT prevé que el empleo femenino seguirá estando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia a finales de 2021.
- La relación empleo-población de las mujeres disminuyó proporcionalmente más que la de los hombres en todos los grupos de nivel de renta de los países, en particular en los países de renta media. Por lo tanto, las diferencias de género en la relación empleo-población han aumentado en 2020. Se espera que ni la relación empleo-población de las mujeres ni la de los hombres se hayan recuperado por completo a finales de 2021.
se hayan recuperado totalmente a finales de 2021. Las brechas de género se mantendrán ligeramente por encima de sus niveles de 2019.
- La sobrerrepresentación de las mujeres en los sectores más afectados explica sus pérdidas de empleo relativamente mayores en comparación con las de los hombres.
- Los datos de los países seleccionados también indican que cuanto mayores son las pérdidas de empleo experimentadas por un país, mayor es la proporción de mujeres afectadas.
- Las mujeres jóvenes se llevan la peor parte de la crisis del empleo. Aproximadamente el doble de mujeres jóvenes perdieron su empleo que los hombres jóvenes, el empleo de las mujeres jóvenes cayó un 11,8% en 2020 en los países de renta alta y un 15,8% en los de renta media.
-La pérdida de empleo se ha traducido principalmente en inactividad económica, sobre todo para las mujeres jóvenes.
-Los nuevos datos sugieren que las nuevas responsabilidades en materia de cuidados limitaron la participación de las mujeres en la población activa durante la pandemia y obligaron a muchas de ellas a abandonar por completo el empleo remunerado.
-Las pérdidas de empleo de las mujeres fueron relativamente menores en los países en los que se aplicaron políticas como planes de conservación del empleo para minimizar la pérdida de puestos de trabajo.
-El llamado mundial a la acción para una recuperación de la crisis del COVID-19 centrada en el ser humano, que sea inclusiva, sostenible y resiliente, exige políticas de empleo sensibles al género, en particular políticas macroeconómicas, sectoriales y activas del mercado de trabajo que aborden eficazmente los efectos específicos de género de la crisis del COVID-19 y apoyen la creación de empleo pleno y productivo para mujeres y hombres, incluso en el sector de los cuidados.