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Cuando se aprobó en Ruanda la legislación sobre el seguro social de maternidad, la Secretaria Ejecutiva de Pro-Femmes TweseHamwe, un paraguas de organizaciones de la sociedad civil, Emma Bugingo, declaró: "El Fondo ayudará a las madres a tomarse un descanso más prolongado y a cuidar de sus bebés recién nacidos". El embarazo y el parto pueden ser momentos vulnerables para las mujeres, sobre todo para las que tienen ingresos bajos o carecen de ellos. De hecho, un estudio realizado en Sudáfrica demostró que el embarazo en zonas pobres se asocia a un aumento de la ansiedad y los problemas de salud mental, y está correlacionado con la inseguridad alimentaria y la violencia doméstica (van Heyningen et al. 2016).

Las trabajadoras que no tienen derecho a un permiso de maternidad remunerado a menudo tienen que interrumpir o reducir su participación en el trabajo remunerado para poder dar a luz y criar a un hijo. Esto se traduce a menudo en una mayor vulnerabilidad económica en una época de mayores gastos domésticos relacionados con el embarazo y el parto. También existen otros riesgos: pueden seguir ejerciendo una actividad económica demasiado avanzado el embarazo, o no tomarse un período de descanso adecuado y empezar a trabajar demasiado pronto después del parto, con efectos negativos tanto para su propia salud como para la de sus hijos. La protección de los ingresos por maternidad aumenta la seguridad económica del hogar. También se asocia con resultados positivos para la salud de las mujeres y sus hijos, incluido el establecimiento y mantenimiento de la lactancia materna, así como un mayor bienestar emocional y psicológico. Esto contribuye a una sensación general de mayor seguridad, estabilidad y capacidad para planificar el futuro. futuro.