La economía del cuidado
El trabajo de cuidados sustenta e impulsa el bienestar económico, social y medioambiental. Permite el funcionamiento de las sociedades y economías modernas. La pandemia mundial de COVID-19 puso de manifiesto el importante, aunque precario, estado de la infraestructura mundial de cuidados en general y las desastrosas consecuencias de género de unos servicios de cuidados inadecuados en particular.1,2,3 La carga desproporcionada que supone el trabajo de cuidados no remunerado para las mujeres hace que realicen menos trabajo remunerado, accedan a empleos de menor calidad y reduzcan sus tasas globales de participación en la población activa.4 El acceso fiable a unos cuidados asequibles y de calidad está ampliamente reconocido como un motor del aumento de la participación de las mujeres en la población activa.5,6 Es una palanca para la igualdad de género.
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