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La inversión en sistemas integrales de cuidado no solo genera bienestar, sino que puede convertirse en un motor de recuperación socioeconómica, ya que genera un triple dividendo al crear directa e indirectamente empleos y facilitar la participación de las mujeres en el mercado laboral, lo que se traduce en un retorno de ingresos para el Estado a través de impuestos y contribuciones, así como en mayores ingresos para las personas y los hogares.Una condición básica para la consolidación de los sistemas integrales de cuidado en América Latina y el Caribe es encontrar formas de hacer viable y sostenible su financiamiento. Estas estrategias no pueden ser vistas desde una perspectiva aislada, sino que deben enmarcarse en la perspectiva de la universalización de los pilares de la protección social: los sistemas de educación, salud y seguridad social, agregando el cuidado como cuarto pilar.Este documento pretende contribuir al debate identificando formas concretas de financiamiento de los sistemas de cuidado en el contexto más amplio del financiamiento de los sistemas de protección social y los nuevos desafíos fiscales. En este sentido, aborda cuestiones como: qué tipo de sistemas necesitan ser financiados y cuáles son sus componentes, cuáles son los aspectos relacionados con la dinámica de financiación, y cuáles son las características de los modelos de financiación de las políticas de cuidados que han surgido de la experiencia comparada. También se propone una posible secuencia para establecer una estrategia de apoyo a su financiación. Por último, se desarrolla una propuesta de mecanismo específico: los Fondos de Solidaridad de Cuidados. Lejos de ser una propuesta definitiva, se trata de un ejercicio abierto para promover el diálogo y facilitar la toma de decisiones políticas para su puesta en marcha